La fachada ligera en la arquitectura moderna, tal y como se entiende hoy en día, empezó su andadura de la mano del Metal y el Vidrio. Estos materiales han ejercido desde su incorporación a la arquitectura un interés y fascinación especial sobre el hombre, desarrollando unas técnicas constructivas que han permitido a los arquitectos realizar los más audaces y luminosos edificios. Concretamente, el Vidrio destaca por su especial relación con la luz, desde la máxima reflexión del espejo hasta la total transparencia. Estos motivos son los que han propiciado que el diseño de las Fachadas Ligeras, en sus orígenes como solución a unas necesidades muy concretas y presentes únicamente en edificios singulares, se haya extendido de tal forma que constituya un elemento común del paisaje urbano de las ciudades.

Fachada Ligera,una epidermis inteligente, la envolvente en un sentido amplio es una variable que posibilita el control o delimitación de los espacios, y constituye una de las herramientas generadora y delimitadora de la forma.
La fachada ligera como cerramiento externo del edificio, por sí misma o conjuntamente con la piel interior, también debe aportar todas las funciones exigibles a una envolvente exterior en cuanto a estabilidad, seguridad, estanquidad, aislamiento y control solar. Está formada por una combinación de elementos resistentes metálicos, una amplia variedad de acristalamientos transparentes y por zonas opacas, realizadas en elementos de relleno (chapas o placas), que pueden ser de distintos materiales, como metales, maderas, vidrios opacos, plásticos, etc., que trabajan, conjunta o separadamente con materiales aislantes.